"Reinaugurar"... Cambian los hombres (aunque algunos puedan ser esencia), cambian las políticas, pero Águilas sigue siendo. Cambian las plazas, pero los espacios quieren mantener lo que son, debajos de las baldosas. En placetón sigue habitando, como un fantasma, el camión de los churros, el cine Calablanca (en el que ya vivía sin estar la escalera de piedra de Reliquias de la llama de Antonio Prieto, que todavía, si queremos, podemos sorprender entre los objetos del macrochino) El tío del puro mira, serio como era, a los clientes de los nuevos bares. Pueden remodelar el suelo: bajo él late el corazón de un pueblo.
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"Reinaugurar"... Cambian los hombres (aunque algunos puedan ser esencia), cambian las políticas, pero Águilas sigue siendo. Cambian las plazas, pero los espacios quieren mantener lo que son, debajos de las baldosas. En placetón sigue habitando, como un fantasma, el camión de los churros, el cine Calablanca (en el que ya vivía sin estar la escalera de piedra de Reliquias de la llama de Antonio Prieto, que todavía, si queremos, podemos sorprender entre los objetos del macrochino) El tío del puro mira, serio como era, a los clientes de los nuevos bares. Pueden remodelar el suelo: bajo él late el corazón de un pueblo.
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